jueves, 8 de marzo de 2012

Capítulo cinco

El Pozo


Lucy vio como Lise salía de la escuela disparada con su bicicleta, Lucy negó suavemente con la cabeza, suspiró y se fue tranquilamente a su casa.
Lise había llegado antes que Maya al parque, pero eso no le importaba mucho, iba a tener más tiempo para pensar.
Poco después llegó Maya y le indicó con la mano que le siguiera. Maya se montó en su bici y se dirigió a donde Lise nunca había ido. Poco después Lise reconoció que era la casa de la abuela de Maya, la cual la había abandonado hace muchos años.
-¿Qué hacemos aquí?- preguntó Lise un poco asustada.
Maya no respondió y entró a la vieja casa. Lise siguió a Maya algo extrañada, luego Maya susurró:
-No te muevas.-
Lise hizo lo que Maya le indicó y se esperó parada donde estaba, un momento después Maya se fue. Lise suspiró y espero a Maya, poco después regresó con un morral colgando de su hombro.
-No más preguntas, solo sígueme.- habló Maya.
Lise asintió y siguió a Maya, se volvieron a montar en sus bicicletas, Lise siguió cada lugar por donde Maya la llevaba, al atardecer llegaron a su destino.
Era un bosque, un pequeño y obscuro bosque. Maya sonrío de lado y se adentró en el, Lise la siguió un poco asustada. Maya al parecer, sabía a donde iba y que iba a hacer, Lise estaba segura de que Maya podría cerrar los ojos y aún guiarse por sus instintos al camino correcto.
Después de caminar un poco llegaron a un pozo, era un pozo común y corriente, ahí parado en medio del bosque, Maya sonrío de lado y se inclinó ante él.
-Ven Lise, ven.- habló con voz misteriosa.
Lise asintió con la cabeza y se acercó a Maya un poco nerviosa, Maya sacó de su morral un frasco similar a un frasco de mermelada, solo que estaba lleno de un polvo gris. La chica sonrío de lado y sacó un poco de polvo del frasco y luego se lo echó a la cara de Lise.
En ese momento Lise sintió como perdía balance de su cuerpo y de su mente, sentía una sensación familiar, luego cayó al piso, desmayada. Maya sonrió de lado y echó algo al pozo.
Después de un momento Lise se despertó, estaba en el mismo lugar donde había caído y Maya estaba enfrente de ella.
-¿Por qué hiciste eso?- preguntó Lise muy enojada.
Maya solo sonrió y señaló el pozo con la mano para luego decir:
-Mete ahí tu mano, por favor.-
Lise asintió con la cabeza y se sobó la nuca, la cual todavía le dolía del golpe que se había dado en ella al caer. Antes de meter la mano en el pozo lo revisó con la mirada, ya que no confiaba totalmente en Maya. Después de revisar el pozo, decidió meter la mano, ¿qué era lo peor que podría pasar? Lo único que había visto habían sido unas piedras redondas. 
De pronto sintió el tacto de una piedra, sonrió de lado y trató de jalarla, pero no le dejaba, simplemente no le dejaba sacarla.
En ese instante Maya se paró y se acercó a Lise, se asomó al pozo y habló:
-No te deja tomarla, ya que sabe que ella no es para ti. Sigue intentando-
Lise miró a Maya un poco confundida y buscó otra piedra con la mano. Pronto, su mano sintió otra piedra, Lise trató de tirar de ella, pero no la dejó, un momento después, Lise notó algo, el pozo no era profundo. 
Buscó con el tacto por mucho tiempo la piedra adecuada, pero ninguna cedió, siguió intentando y encontró una piedra que se sentía diferente a las demás, la aferró con las dos manos para tirar de ella, pero la piedra tiró de Lise.
Lise cayó por el pozo, Lise caía y caía, no sabía a donde iba y lo único que sabía es que se sentía extraña. 


✧✦✧

Lise cayó con Maya en un bosque, pero no le dolió, no sintió nada, no le dolía, de pronto sintió como unos recuerdos que no eran suyos se despertaban en su mente y su parte "normal" se escondía en un rincón y su parte "Kaya" revivía. Se paró del suelo y volteó a ver a Maya, la cual se sobaba la espalda y portaba en sus cara una mueca de dolor.
Maya se paró y parpadeó varias veces, generalmente no caía en esa parte de Idêrtath, generalmente caía en su casa o en alguna parte de Tarbên, pero no en el Bosque de Lîladem, mínimo estaba cerca de Tarbên.
-¿Dónde estamos?- preguntó Lise con poca confianza.
-En otro mundo, para ser más especifica, en el Bosque de Lîladem.- respondió
Lise frunció el ceño y se preguntó como ese nombre se le hacía tan familiar y por qué sentía una mirada clavada en su espalda.
Lise se volteó y vio unos ojos grises salir de la obscuridad. Una chica de la edad de Lise se acercó a ella y le dijo:
-Kaya ¿por qué te siento tan diferente?-
Kaya ese nombre retumbó en los oídos de Lise una y otra vez hasta que una voz en el interior de Lise le pidió pasar al frente y controlarla.
Los ojos de Lise se tiñeron de verde, la chica de mirada gris sonrió de lado y murmuró:
-Así está mejor.-
Maya asintió con la cabeza mientras miraba como Lise se acababa de transformar en Kaya.
-Griseth.- fue lo único que dijo Kaya 
Griseth se acomodó la capa que llevaba puesta y le hizo una seña a Kaya para que la siguiera.
Kaya sabía exactamente a donde Griseth la iba a llevar y no podía evitar sonreír al pensar a donde iba a ir.
Llegaron y vieron un árbol de tronco hueco, Maya ya se había regresado a Tarbên, pero ellas iban a un lugar no tan lejos de Tarbên. Se deslizaron por el tronco y cayeron a un túnel, por ahí caminaron y luego subieron por otro tronco y llegaron a un árbol gigante ahí habían dos chicos de edad parecida esperando a Griseth, no de ello era su mellizo, Ion, el otro, el mejor amigo de Ion, Lerden.
Lerden saludó alegremente a las dos chicas mientras Ion veía a Griseth un poco enojado:
-Mamá me regañó por que no llegabas.-
Griseth sonrió y solo dijo:
-Kaya ya tiene que regresar.-
Kaya no entendió a lo que se refería, pero en ese mismo momento Ion dijo:
-Yo la llevo, mamá se va a enojar si no vas con ella.-
Griseth asintió con la cabeza y dejó su negra cabellera volar.
Ion era muy parecido a Griseth, su cara era larga y su nariz era corta y recta, los dos eran altos y de complexión delgada y los dos tenían tez pálida, en lo que se diferenciaban era el cabello y los ojos. 
El cabello de de Griseth era negro y lacio, mientras el de Ion era castaño y chino, los ojos de Griseth eran grandes y grises y los de Ion eran, al igual que los de Griseth, grandes, más no eran grises, sino verde pálido. Lerden era el que llamaba más la atención, su cabello era rojo fuego y sus ojos eran grandes y negros, su cara estaba tapizada de pecas y su nariz era un poco larga. 
Ion y Kaya caminaron de regreso a donde Griseth la había encontrado con Maya, ahí ya estaba Maya con una piedra grande y de color verde manzana con brillos lilas.
Maya le dio la piedra a Kaya y de pronto desaparecieron.

✧✦✧

El pozo escupió a Lise y a Maya de manera un poco brusca, las dos se pararon y se sobaron la nuca de pronto Lise gritó:
-¿QUÉ FUE ESO?-
Maya la miró de manera un poco culpable pero risueña, luego se inclinó al pozo y sacó una piedra verde manzana con destellos lilas.
Lise supo de inmediato que no necesitaría más explicaciones, sabía que Maya no le contestaría, porque al igual que Lise, sabía lo que acababa de pasar, habían entrado a Idêrtath.
Lise sonrió, eso se había sentido muy bien y aparte de todo, prefería su parte como Kaya, que su parte como Lise, prefería ese mundo que en el que vivía.
Maya sabía lo que Lise sentía, la comprendía y gracias a eso, también le tenía algo de ¿lástima? si, lástima, ya que nunca volvería a ese lugar en forma física, o mínimo eso era lo que ella pensaba, pero iba a poder entrar en alma.
Lise de alguna manera lo comprendía y en ese instante había decidido dejar su parte como Lise para atrás y meter a su vida diaria a Kaya, introducirla a su mundo.
Maya, Sarah y Julie ya habían hecho eso, pero Lise no, lo iba a hacer, no iba a dejar que nadie la detuviera, ella iba a cambiar. 
Maya sonrió y le dijo a Lise:
-Creo que tu ya sabes el camino de regreso.-
Lise asintió y se fue caminando hasta llegar al lindero, donde estaba su bicicleta esperándola, se montó en ella y regresó a su casa pensando en todo lo que había pasado ese día, se tranquilizó al llegar, saludó a su madre y a su hermano, Frederick y se fue directamente a su cuarto. 
Se acostó en su cama y se quedó pensando lo que acababa de pasar ese día, no podía creerlo, pero había sido tan vívido que se le hacía imposible no creerlo.
Suspiró, tomó el estuche de su flauta y comenzó a tocar un poco, la música la tranquilizaba mucho. 
De pronto comenzó a tocar una melodía que ella no conocía, que solo le salía directamente, como si y supiera la canción desde hace mucho, pero le estaba saliendo automático. Retiró sus labios de la boquilla y comenzó de nuevo a tocar esa canción, le seguía saliendo automáticamente.
Subió la mirada y vio que su madre estaba parada en el marco de la puerta, saludó a Lise y luego se fue rumbo a la cocina.
Lise se encogió de hombros, en ese momento sabía que hacer, conocía el lugar apto para pensar en esa situación.
Salió de su cuarto, subió las escaleras y entró al baño, en ese baño había una gran ventana de vidrio blanco, no se podía ver ni hacia afuera, ni hacia adentro. Abrió la ventana y se subió al pretil de la ventana y salió al techo, desde la ventana se podía llegar al techo del piso inferior. Subió unas escalerillas que llevaban al punto más alto, se sentó junto a un librero viejo y vacío, sentía que ese era el único lugar donde en ese momento podría pensar.
Después de una hora de quedarse hundida en sus pensamientos su madre la llamó a la cena. 
Lise bajó completamente, llegó a la cocina y se sentó en la mesa, los cuatro miembros de la familia estaban presentes, eso alegraba a Lise. Después de cenar, se fue a su cuarto donde la esperaba Minusch dormida en su cama, Lise sonrió y se puso su pijama. Se acostó en su cama, leyó un poco de un libro que tenía pendiente y luego se durmió.

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